El Viaje del Sabor: Descubre el Fascinante Origen del Pastrami

El Viaje del Sabor: Descubre el Fascinante Origen del Pastrami

¿Alguna vez te has preguntado de dónde viene ese delicioso sabor ahumado y especiado del pastrami? Su historia es tan rica y compleja como su propio sabor, un verdadero viaje culinario que cruza continentes y culturas.

De Rumania a Nueva York: Un Legado de Conservación

El pastrami, tal como lo conocemos hoy, tiene sus raíces en la cocina rumana, donde se le conocía como "pastramă". Originalmente, era una técnica de conservación de carne (principalmente de ganso, cerdo o cordero) que permitía a los pastores y campesinos preservar sus alimentos antes de la refrigeración. La carne se salaba, se secaba al aire y luego se ahumaba, un proceso que no solo la conservaba, sino que le otorgaba un sabor profundo y característico.

Con las grandes olas de inmigración europea a finales del siglo XIX, especialmente de judíos rumanos, esta tradición culinaria llegó a las vibrantes calles de Nueva York. Fue en los delis (delicatessen) de la Gran Manzana donde la "pastramă" encontró su nueva identidad y se transformó en el icónico "pastrami" de carne de vacuno que hoy amamos.

La Transformación en el Nuevo Mundo

En Estados Unidos, la carne de vacuno era más abundante y económica que el ganso o el cordero. Así, el pecho de vacuno (brisket) se convirtió en el corte preferido para esta preparación. El proceso se refinó: la carne se curaba en salmuera con especias como pimienta negra, ajo, cilantro y pimentón, luego se ahumaba y finalmente se cocinaba al vapor hasta quedar tierna y jugosa.

El primer deli en servir pastrami en Nueva York se atribuye a Sussman Volk, un carnicero judío de Lituania, quien en 1887 lo ofreció en su tienda del Lower East Side. Rápidamente, el pastrami se convirtió en un pilar de la gastronomía neoyorquina, especialmente en los famosos sándwiches apilados que son sinónimo de la ciudad.

Pastroni: Honrando la Tradición, Celebrando el Sabor

En Pastroni, nos inspiramos en esta rica historia para crear nuestro propio pastrami. Aunque adaptamos la receta a los gustos y cortes locales (como el pollo ganso), mantenemos la esencia de la elaboración artesanal, el ahumado lento y la mezcla de especias que hacen de cada bocado un homenaje a sus orígenes.

Así, cada vez que disfrutas un sándwich o una tabla de Pastroni, no solo estás saboreando un producto delicioso, sino también un pedazo de historia culinaria que ha viajado por el mundo para llegar a tu mesa.

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